Túpac Palla, Quilago o Quillango fue una princesa caranqui, ciudad ubicada en la actual Ibarra, quién era matriarca y cacica de Cochasquí, población situada al norte de Quito y donde actualmente se pueden visitar complejos preincaicos. El nombre de Quilago es de origen tsafiqui y significa mujer felino o mujer guía por lo que estudios recientes concuerdan en que en realidad se trata de un alto rango militar que se les otorgaba a las lideresas de las nacionalidades del norte de los Andes ecuatorianos, y por ello es equiparable con el de reina.
El fraile dominico español Fernando Montesinos, arzobispo de Potosí y cronista de Indias, nos relata en sus “Memorias Antiguas Historiales del Perú” la historia de la princesa cayambi Quilago, Señora de Cochasqui. Según el clérigo, después de la difícil pero victoriosa campaña inca al sur y centro de la Sierra del Chinchaysuyo, iniciada por Túpac Yupanqui en 1450, le corresponde a su hijo y sucesor Huaina Cápac la parte más dura de la guerra, o sea la conquista de las fértiles tierras norteñas de los Cayambis, donde encuentra una tenaz y organizada resistencia de los poderosos y ricos señoríos de la región. Los guerreros cayambis, en alianza con sus vecinos caranquis y el apoyo de malchinguíes, cochasquíes, además de pastos y quillasingas del Norte, se encontraban preparados para la guerra.
La zona de Cochasquí, de ascendiente cayambi, estaba gobernada por la princesa Quilago, quien se había fortificado en los bancos al norte del río Quispe (Pisque), lista a detener el avance de las tropas incas. Entre escaramuzas, batallas y negociaciones, durante dos años, Quilago y sus aguerridos guerreros, apoyados por el unificado señorío de Cayambi, detienen al invasor.
Finalmente Huaina Cápac sitia a los defensores de Cochasquí que resisten heroicamente. Los soldados incas, alertados por sus espías, descubren el punto débil de la fortaleza principal. Ataca el Sapa Inca quien, luego de dura lucha, rompe una gran roca que defendía uno de los flancos, obligando a los guerreros que la defendían a salir y presentar batalla campal. El mayor número de efectivos, más su superior preparación militar, deciden la batalla a favor de los cuzqueños. Quilago es detenida, tratada de acuerdo a su rango y luego, a cambio de un rescate de oro y joyas, devuelta al palacio de Cochasquí, pero en calidad de prisionera del Imperio.
La leyenda nos relata que ella, a pesar de ser prisionera y del buen trato que le dispensó el Inca, nunca olvidó a sus compatriotas; por ello en confabulación con el Señor de Cayambi, refugiado con el grueso de su ejército después de varias derrotas en la zona Caranqui, urdió una trampa para el Hijo del Sol, Huaina Cápac. En efecto, conocedora de la atracción que el Inca siente por ella, lo invita a una recepción en su palacio, donde lo intenta seducir con un erótico baile, en el transcurso del cuál haría caer en un pozo camuflado al Señor del Tawantinsuyo. Suponía que sin el Inca, como general en jefe del ejército, los sureños no reaccionarían rápido, y ante la confusión generada, las tropas cayambis atacarían exitosamente al desmoralizado ejército quechua.
Fuente: Apachita
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